Según los registros, la época de mayor violencia contra periodistas fueron las décadas de los 80 y 90, cuando los medios de comunicación se veían amenazados por numerosos frentes: por los grupos terroristas Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru, ejecuciones militares extrajudiciales y el terrorismo de Estado en los años 90.
El nivel de impunidad de los crímenes contra periodistas que se cometieron en este periodo es altísimo. En 1995 la ley de amnistía dejó en libertad a policías y militares que habían cometido crímenes amparándose en una supuesta «defensa de la seguridad nacional». Muchos de estos asesinatos quedaron sin castigo tras la aprobación de la ley.
Uno de los casos de impunidad más escandalosos que se recuerda en el país es el de la matanza de Uchucaray en 1983, donde fueron asesinados ocho periodistas, representando la tercera matanza de periodistas más grande de la historia por detrás de Manguindanao en Filipinas (34 periodistas asesinados) y Charlie Hebdo en Francia (11). Hoy, 36 años después de la masacre, no se ha sancionado a aquellos que participaron material e intelectualmente en la matanza. El caso se encuentra actualmente en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
También destaca el caso de Hugo Bustíos, asesinado en 1988 mientras se dirigía al lugar de otro crimen para informar sobre el mismo. Testigos presenciales del asesinato fueron amenazados e incluso asesinados para evitar que identificaran a los culpables del crimen. Si bien su asesinato sigue impune, la defensa legal de la familia con el apoyo de la Asociación Nacional de Periodistas del Perú (ANP) consiguieron tumbar la condena absolutoria dictada en 2018, reabriendo así el juicio.
Sharmelí Bustíos, hija de Hugo Bustíos, ha dicho a la FIP que "llevamos 30 años sin justicia por el asesinato de mi padre por una patrulla del ejército. Es una situación vergonzosa para un sistema y un país que se dice ser democrático".
Otros casos emblemáticos como la desaparición de de Jaime Ayala en 1984 tras visitar un cuartel militar o el asesinato de Melissa Alfaro, asesinada tras abrir un sobre bomba en 1991, siguen a la espera de la apertura de juicio oral.
Si bien las décadas de los 80 y 90 fueron las más oscuras en Perú, ya son 11 periodistas asesinados desde que comenzara el SXXI, en su mayoría asesinados por sus trabajos de investigación sobre casos de corrupción a nivel estatal, regional y local. El asesinato impune de estos periodistas silenció todo su trabajo de investigación, violando así el derecho fundamental de la ciudadanía a estar informada.
De acuerdo con la ANP el índice de impunidad de los crímenes contra periodistas en el país es del 98%, ya que aunque ha habido procesos en los que han sido juzgados actores materiales del crimen, en su mayoría sicarios, prácticamente nunca han sido identificados y castigados los autores intelectuales de los crímenes. La ANP ha elaborado una lista con todos los casos de impunidad y lucha tanto en los juzgados como en las calles porque se haga justicia, además de dar apoyo a los familiares de las víctimas.