Aunque todavía existen algunas vías en suelo europeo, -en particular, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo-, ha llegado el momento de señalar a las direcciones de los grandes medios de comunicación, después de que los políticos fracasaron en su misión de defender la libertad de expresión. Hace sólo unos días, cuando la presidenta de la FIP propuso un artículo de opinión a dos grandes diarios franceses - Le Monde y Libération - éstos respondieron muy cortesmente "que no tenían espacio". Tampoco en sus páginas web.

Tras años llenando sus páginas con historias suministradas por Julian Assange y Wikileaks, estos medios de comunicación son ahora responsables del ensordecedor silencio que rodea a Assange.

Por supuesto, todos los medios de comunicación, no sólo las plataformas de noticias francesas, armarán un gran alboroto cuando se conozca la noticia de su extradición.

En medio de la guerra de Ucrania y de la polarizacióm mundial, los detractores de los gobiernos del Reino Unido, Estados Unidos y Suecia, -que solicitaron su detención por agresión sexual-, utilizarán este asunto para sus propios intereses políticos y geopolíticos. Respecto a otras naciones, como Francia, Alemania y Canadá, ninguna de ellas ha tenido el valor de proteger a Assange ofreciéndole asilo.

Cuando la profesión se despierte estupefacta tras la extradición de Assange, ningún periodista o medio de comunicación podrá decir que no lo sabía. Las historias similares a la de "Assange" se multiplicarán. Porque si Assange es condenado, cualquier periodista podrá correr la misma suerte. 

Anthony Bellanger

Secretario general de la FIP