En una medida inédita para las democracias latinas, distintas organizaciones de la sociedad civil brasileña, entre ellas nuestrxs afiliadxs en la Federación Nacional de los Periodistas (FENAJ), denunciaron civilmente al Gobierno Federal de Brasil por “no promover las medidas de seguridad necesarias” para el trabajo de lxs periodistas en las inmediaciones del Palacio de la Alvorada, la residencia presidencial brasileña, en el contexto de la pandemia de COVID19.
La denuncia llega después de reiteradas agresiones del mandatario contra los periodistas en general, de no respetar los protocolos de uso de barbijo en declaraciones a la prensa y de que los encargados del protocolo de la Alvorada no se ocuparan de mantener a los seguidores de Bolsonaro a una distancia prudente de los cronistas que cubren las actividades diarias en el Palacio.
A raíz de este tipo de conducta de parte del Ejecutivo brasileño, varios de los principales medios de ese país ya habían determinado que sus periodistas no se acercaran a trabajar desde la residencia presidencial por considerar que su presencia los exponía tanto al contagio del COVID19 como a potenciales agresiones por parte de los fanáticos de Bolsonaro.
Para graficar estas actitudes, desde la FENAJ citan las declaraciones del jefe del Gabinete de Seguridad Institucional, general Augusto Heleno, en una entrevista concedida al medio Bandeirantes. En el reportaje, Heleno avisó que no condenarían amenazas y ataques verbales, y aconsejó a los periodistas "fingir que no escuchan" cuando se sientan ofendidos.
En la Federación Internacional de Periodistas, por intermedio de nuestra asociada FENAJ, hemos dado cuenta durante todo el año de las reiterados agresiones a periodistas por parte del mandatario brasileño y de cómo esa conducta no se debía a conflictos aislados sino que configuraba un paradigma construido por Bolsonaro para desacreditar el trabajo de lxs periodistas y su derecho a ejercer la libertad de expresión.
En este sentido, entendemos que el apoyo del presidente a las manifestaciones en las que se pedía el cierre del Congreso y la destitución del Supremo Tribunal de Justicia de Brasil es consecuente con una gestión de raíz antidemocrática que hoy encuentra a Brasil como el epicentro de la pandemia en América Latina.
Por todo esto, nos manifestamos en solidaridad con lxs colegas que en todo Brasil están expuestos no sólo a una enfermedad, sino a un Estado de Derecho viciado cuya expresión más reciente es la discusión parlamentaria en la que se presentaron más de 20 proyectos de ley sobre Fake News, una señal de cómo la verdad y el derecho a la información han sido degradados en los últimos años en el país sudamericano.