Entre marzo y mayo del corriente año se han producido siete asesinatos y múltiples ataques contra la prensa.
Desde que el periodista
Cecilio Pineda Birto –quien se hallaba bajo amenaza del crimen organizado- fuera asesinado en Guerrero el pasado 2 de marzo, no han dejado de sucederse hechos de violencia contra la prensa mexicana.
En un escenario caracterizado por el poder político, económico y territorial del narcotráfico y los grupos delictivos o paramilitares -aliados a sectores de la política, la justicia y las fuerzas de seguridad-, siete periodistas han perdido la vida este año.
Además del caso mencionado más arriba, se cuentan los siguientes seis homicidios:
Ricardo Monlui, asesinado el 19 de marzo en Veracruz, era periodista y dirigente sindical.
Miroslava Breach, asesinada el 23 de Marzo en la ciudad de Chihuahua, cubría casos de corrupción, narcotráfico y crimen organizado para La Jornada y El Norte de Ciudad Juárez.
Este último medio cerró debido al entorno de violencia que impide el libre ejercicio del periodismo.
Maximiliano Rodríguez Palacios atacado mortalmente el 14 de abril en Baja California Sur, cubría casos policiales y denunciaba el accionar de las bandas criminales.
Filiberto Álvarez Landeros, asesinado el 29 de abril en el estado de Morelos cuando salía de la estación de radio donde trabajaba.
Javier Valdez Cárdenas perdió la vida el 15 de mayo cuando fue atacado con armas de fuego en plena vía pública en Culiacán, Sinaloa. Denunciaba al narcotráfico mediante su trabajo periodístico. Había escrito varios libros sobre el tema.
Héctor Jonathan Rodríguez murió luego de ser interceptado a disparos el pasado 15 de mayo en Autlán de Navarro, Jalisco. En el hecho fue herida su madre, también comunicadora.
En todos los casos hay indicadores que sugieren un lazo entre los ataques y la profesión de las víctimas. Sin embargo, las autoridades aún no han logrado dar pasos significativos en las investigaciones ni determinar los móviles que suscitaron cada uno de estos dramáticos episodios.
Asimismo, junto al siniestro número de muertes engendradas por esta ola de violencia, se han registrado peligrosos atentados contra comunicadores,
dos de los cuales ocurrieron en marzo y otros dos –un
robo de equipos y un
secuestro- en mayo.
Muchas son las organizaciones que se han pronunciado a raíz de esta serie de sucesos, en señal de acompañamiento y solidaridad con los y las periodistas que trabajan en México. Los sindicatos de prensa de la región latinoamericana, nucleados en la Federación de Periodistas de América Latina y el Caribe (FEPALC), emitieron un comunicado en este sentido.
La Federación Internacional de Periodistas (FIP), organización que representa a 600.000 trabajadores y trabajadoras de prensa en todo el mundo, ha acompañado a lo largo de estos difíciles meses a su afiliado, el Sindicato Nacional de Redactores de la Prensa de México (SNRP) y se une a dicha organización para reclamar la activación de los mecanismos institucionales que deben velar por la seguridad de aquellos que garantizan el derecho de la sociedad a estar informada.
Finalmente, la FIP insta a las autoridades judiciales y políticas de todos los niveles del Estado a realizar los esfuerzos necesarios para investigar seria y comprometidamente los terribles hechos sucedidos hasta el momento. Cada caso que queda sin resolver acentúa el clima de impunidad reinante en el país norteamericano y allana el terreno para futuros ataques contra la libertad de prensa.
Para más información, contactar con la FIP en el tlf. + 32 2 235 22 16
La FIP representa a más de 600.000 periodistas en 140 países
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